Pimientos con aceitunas. El verano en el sur de Italia no se vive solo con los pies en la arena y el sol en la piel: se saborea. Y si hay un ingrediente que representa esta estación con todo su color y sabor, ese es sin duda el pimiento. Carnoso, dulce y jugoso, este fruto alcanza su mejor momento entre junio y septiembre, cuando los mercados se tiñen de rojo, amarillo y verde, y las cocinas se llenan de aromas irresistibles.
Uno de los acompañamientos más sencillos y sabrosos que nos regala la tradición culinaria napolitana son los pimientos salteados con aceitunas y alcaparras. Un plato humilde pero lleno de carácter, perfecto como guarnición para carnes, pescados o incluso como antipasto sobre una rebanada de buen pan.
Ingredientes de los pimientos con aceitunas
- 3-4 pimientos (rojos o amarillos, o una mezcla)
- 2-3 dientes de ajo
- Un buen puñado de aceitunas negras (tipo Gaeta o kalamata)
- 1 cucharada de alcaparras (mejor si están en sal, bien enjuagadas)
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta negra al gusto

Preparación
- Lava y corta los pimientos en tiras finas.
- En una sartén amplia, calienta un buen chorro de aceite de oliva.
- Añade los dientes de ajo enteros o ligeramente aplastados, junto con las alcaparras y las aceitunas negras. Deja que se doren ligeramente, liberando todo su aroma.
- Incorpora los pimientos y sofríe a fuego medio-alto, removiendo de vez en cuando, hasta que estén tiernos y algo caramelizados (unos 15-20 minutos).
- Ajusta de sal y pimienta al gusto. Sirve caliente o a temperatura ambiente.
Tradición que vive en los sabores
Este plato es un reflejo de la filosofía napolitana de la cocina: pocos ingredientes, pero con identidad. Las alcaparras aportan un toque salino, casi marino; las aceitunas negras, una profundidad suave y amarga; y los pimientos, el alma del verano, envuelven todo con su dulzura natural.
En Nápoles y en muchas casas del sur de Italia, estos pimientos aparecen en la mesa una y otra vez. Acompañan un filete a la plancha, una mozzarella fresca, o incluso se sirven fríos, al día siguiente, aún más sabrosos tras reposar.
Esta receta es tan versátil como deliciosa. Puedes usarla para rellenar focaccias, acompañar arroces blancos, o servir como entrante vegetariano. Y lo mejor: no necesitas complicarte ni encender el horno.
¿Has probado este clásico napolitano alguna vez? ¿Tienes tu propia versión familiar? Cuéntamelo en los comentarios o compártelo con quien necesite un poco de sol en el plato.
con mucho cariño, vuestra chica napolitana!