La Lasagna de Mi Familia
En casi todos los platos tradicionales italianos existen múltiples versiones, cada una con su toque personal, con historias distintas y secretos familiares. Y con la lasagna no podía ser diferente. Hoy quiero compartir con vosotros la versión de mi familia, una receta única de mi madre, que nunca faltaba en nuestra mesa durante celebraciones especiales como la Pascua o el Carnaval.
Nuestra lasagna es quizás más ligera que otras, no tan cargada, pero precisamente por eso logra resaltar cada uno de sus ingredientes: la salsa, la carne, la pasta y, por supuesto, el queso. Cada bocado tiene identidad, sin que nada se opaque.
El alma de esta receta, como ocurre con muchos platos napolitanos, es una buena salsa de tomate casera o, aún mejor, un excelente ragù napoletano cocinado con paciencia. Ese sabor profundo y envolvente le da carácter a todo el plato.
Otro elemento clave es la carne de ternera, de calidad, bien cocinada y desmenuzada, para que se integre sin dominar. Y, por supuesto, el queso: usamos una generosa cantidad de mozzarella, que funde y da cremosidad, y parmesano rallado, que aporta ese toque salado y sabroso que redondea cada capa.
Recomendación personal: en esta receta yo utilizo las láminas de lasagna Barilla sin precocinar. Pero podéis usar láminas frescas o de otra marca; y si preferís una textura más cocida, podéis hervirlas unos minutos antes de montar la lasagna.
Ingredientes (para 4 personas)
Para el relleno:
- Salsa de tomate casera o ragù napoletano (cantidad al gusto)
- 500 g de carne de ternera picada
- 50 g de mantequilla
- 1 zanahoria
- 1 cebolla
- Aceite de oliva virgen extra
- 300 g de champiñones frescos o una lata de champiñones
- 300 g de mozzarella
- 150 g de parmesano rallado
- 1 vaso de vino blanco seco
Para la bechamel:
- 50 g de mantequilla
- 50 g de harina
- 600 ml de leche
- Sal, pimienta y una pizca de nuez moscada

Preparación
- En una olla baja, derrite la mantequilla y añade la carne picada. Sofríe bien hasta que esté dorada. Vierte el vaso de vino blanco y deja que se evapore completamente.
- Pica la cebolla y la zanahoria, y añádelas a la carne una vez que el vino se haya esfumado. Salpimenta al gusto. Incorpora los champiñones (yo prefiero los de lata para esta receta, pero los frescos también van bien), tapa y deja cocinar todo a fuego medio-bajo durante 20-30 minutos.
- Mientras la carne se cocina, prepara la bechamel. En un cazo, derrite la mantequilla a fuego bajo, añade la harina y cocina unos 5 minutos para quitarle el sabor crudo. Luego, vierte la leche poco a poco, mezclando bien con unas varillas para evitar grumos. Cocina hasta que espese. Salpimenta y añade una pizca de nuez moscada.
- Mezcla la carne ya cocinada con la bechamel hasta obtener una mezcla homogénea, cremosa y con cuerpo.
- En una fuente de horno, esparce una cucharada de salsa de tomate en la base. Luego coloca una capa de pasta, una de mezcla de carne y bechamel, mozzarella, parmesano y repite el proceso hasta completar 4 o 5 capas. Finaliza con salsa de tomate y una buena cantidad de queso por encima.
- Hornea a 180 °C durante 40-45 minutos, hasta que esté bien dorada y burbujeante. Deja reposar 10-15 minutos antes de servir.
La lasagna de mi familia no es solo un plato, es una forma de honrar nuestras raíces y reunirnos en torno a la mesa. Es el sabor de las celebraciones, de las risas compartidas y de los domingos en casa. Espero que la probéis y que os traiga tanta alegría como a nosotros.
Con mucho cariño,
vuestra chica napolitana!